Con el estadio a reventar, incluyendo la ruidosa presencia de bastantes irlandeses que no pararon de animar a los suyos, los estonios no fueron capaces de hacer daño a los irlandeses, que sentenciaron la elimantoria con goles de Andrews, Walters y Robbie Keane por partida doble.
Una pena para los bálticos, que afrontaban el partido más importante de su historia con el sueño puesto en la Eurocopa que se disputará muy cerca de sus fronteras, en Polonia y Ucrania.
Poco le duró a los locales el sueño, porque Andrews marcó el primero muy pronto, en el primer cuarto de hora de la primera parte. Las cosas se pondrían aún más complicadas para los de Tarmo Rüütli, pues Stepanov se marchaba a la ducha en el 35 por dos amarillas consecutivas en el mismo minuto.
A la vuelta del descanso el partido entró en una fase de toma y daca, con ocasiones en ambas porterías, pero no fue hasta el 67 en el que en un error defensivo de los estonios, Keane se hacía con un rechace del portero y con un globo centraba a Walters, que cabeceaba a la red entre la maraña de defensores.
El resultado no podía ser mejor, pero las cosas se les iban a poner más de cara aún cuando Keane aprovechaba un saque de falta de Andrews, que Pareiko era incapaz de retener y hacía el 2-0. De nuevo error defensivo que dejaba al capitan irlandés libre de marca.
Estaba claro que esta era una noche mágica para Irlanda y todo le venía de cara. El capitán Piiroja también veía la roja por doble amonestación en el 76, al cortar una internada de Keane con la mano.
Y para rematar la faena, en el 88 de nuevo Keane anotaba un claro penalti de Purje sobre Hunt.
0-4 final, la vuelta en el Aviva será una fiesta para celebrar la vuelta a la élite de Irlanda tras nueve años de ostracismo.
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